21 de noviembre de 2011

Exiliados (IV)

"–Esto no puede estar sucediendo
Las palabras de Sárisnam chocaron contra la perspectiva de la más completa y absoluta soledad. El tenue sueño de un exilio en compañía de su mentor era aplastado por la luz de una verdad a la que tendría que acostumbrarse rápido. Las pocas cosas que quedaban del campamento de la Orden eran el testamento viviente de esa verdad. Algo de comida, algunos estandartes clavados en el suelo; vivo recuerdo de la existencia de la Orden. Sería el lugar ideal para comenzar de nuevo, rodeado de los recuerdos de lo que hubiese sido de no haber caído en el Servicio.
La arena se había tragado la mayoría de las cosas. Como si intentase borrar la presencia de los paladines de su larga memoria. El éxito hubiese sido inminente de no ser por la intervención del Caballero. No tardó mucho en armar una carpa con los restos, y en comenzar un fuego con algunas ramas secas que había encontrado en las cercanías de las ruinas.
Mientras veía el fuego crepitar alegremente, el futuro dejó de ser un problema para Sárisnam Rajdorof. Lo que sea que el destino le deparase… él lo encararía con la fuerza de sus convicciones. Pero el pasado, era un poder imparable que buscaba atormentarlo constantemente. Y se estaba volviendo bastante bueno en eso. No importaba cuanto intentase huir de Erenir, las memorias atadas a ese terrible lugar de horror y muerte siempre lo alcanzaban. Él siempre lo negaba; pero los sueños, los recuerdos se habían vuelto más vívidos desde el encuentro con Dalubris. Como si la aparición del demonio hubiese acentuado la presencia de algo dentro de sí. Incluso sabía que, eventualmente, su pasado podría matarlo. 

Tendría que enfrentarlo en algún momento.


Todavía no terminé esto, y ya estoy teniendo ilusiones de terminar el capítulo.
Eso es lo que más odio de esto...


Saludos,
Nate

1 comentario:

Cassandra dijo...

Me resulta curioso el título...

"Exiliados"

Alguna vez te echaron de algún lado ?

Besos,
Cass