29 de septiembre de 2012

Memorias (IV)

En las calles de mi memoria, me encuentro con la tenebrosa sombra de mi viejo yo. Tardo en reconocerlo, por supuesto. Es más bajo, más rápido... tan distinto y tan igual al mismo tiempo. Y más inteligente, no me tengo que olvidar de eso. Él es más frío, sagaz y agudo de lo que yo soy ahora. Él huele las mentiras, y puede ver a través de cualquier gesto. Si lo dejo, me va a hacer mierda, y por eso no lo soporto. Cruza de la vereda de enfrente con una mirada cargada de suspicacia y malas intenciones. Obviamente, conozco esa mirada. La he tenido en mi cara...

"Vamos a jugar..."

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