18 de octubre de 2012

Estados de la materia (o cómo pilotear cerca de algunas personas)

Lo curioso es lo siguiente: la mayoría de los sistemas de defensa que tienen las personas se expresar como si fuesen un circuito de obstáculos.

Primero, en general, viene el sarcasmo; este es un repelente natural para la mayoría de los extraños que se le acercan a uno. Es una valla pequeña, bastante minúscula. Con algo de ingenio... fácil de superar. Afortunadamente, el ingenio no es algo que abunde estos días. Naturalmente, después de superar este obstáculo, solamente puede seguir la ironía. Una valla más alta; más intrincada de salvar. Eterna amiga del sarcasmo, usualmente se ocupa de aquellos que llegan cansados al segundo obstáculo. Pero con una buena predisposición, cualquier aventurero puede sortear este obstáculo.
Aún así, hay quienes superan a este demoledor tándem; y logran seguir adelante. Ellos son los que se encuentran cara a cara con todo el odio posible. Con todas las palabras horribles y las forradas que el odio puede conjurar. El ratio de supervivencia: Bastante bajo. Naturalmente "Bastante bajo" no es "Nulo", y todavía hay bravos guerreros que, con valentía y fuerza de voluntad, superan esta dolorosa instancia. Sólo para chocar con una presumiblemente peor.
La cuarta puerta es la indiferencia, y toma la forma de un muro cuya altura se extiende hasta convertirse en una excentricidad astronómica. Es un muro grueso, como la muralla exterior del Abismo de Helm. Y como el Abismo... peca al poseer una pequeña alcantarilla que debe ser golpeada con una contundencia similar a la de la "Bomba Urukhai". Como probó Saruman, todo muro tiene un punto débil.
Superado este obstáculo, los aventureros comienzas a ver la tentativa de brillo que solo el caldero de oro al final del arco iris puede mostrar. Aunque presienten un obstáculo más. Cosa en la que no se encuentran tan errados. Un túnel, yace ante su camino. Un rótulo en su portal: "TERNURA" El cartel se encuentra torcido, desvencijado. Un olor ténue a eucalipto se filtra desde las profundidades del pasaje, tentador y relajante. A este aroma se le suma el de unas exquisitas frambuesas. En rápida sucesión. Otros, en una marabunta de sabores, escapan desde las profundidades del túnel en rápida sucesión para embriagar los sentidos de los aventureros. Naturalmente, la oferta es demasiado dulce para siquiera considerar resistirse. Luego de tanta penuria y castigo, es simple de ver cuan desesperados están por algo de paz.
Intentan atravesar el túnel rápidamente, asumiendo que el espacio que recorren es finito. Respiran agitados, el cansancio comienza a llevarse lo mejor de ellos. No reparan en lo que están pisando. Sólo al mirar hacia abajo la comprensión golpea sus mentes como una pala en la cara. Entienden la mixtura de aromas, y el cartel desvencijado. Están pisando chicle, y están fijos en su lugar. La frustración, impresa en sus rostros como calco publicitario de campaña política. De todos los enemigos, de todos los obstáculos que han superado; la ternura los ha derrotado. Uno de ellos intenta desprenderse levantando el pié. No es muy inteligente, cabe aclarar. El chicle, fiel a su naturaleza, cede algún terreno. Sólo para recuperarlo poco después. El forcejeo persiste, y el aventurero cae al suelo. En un desesperado arrebato, el otro intenta ayudarlo a levantarse, y también cae. Cruzan miradas, y como es obvio, ríen ante lo absurdo de la situación. Y contemplan un largo período de tiempo hasta que mueran, a menos que decidan apresurar el trámite.
Pero el tiempo pasará...
Sus cadáveres se unirán a la alta pila.
Sus nombres serán escritos junto a los de otros bravos guerreros.
Las víctimas del obstáculo final; las que quedaron por siempre atrapadas en el Túnel de la Ternura.


"La ternura es como el chicle; te relaja tenerlo en la boca... pero puede ser realmente molesta cuando la tenés pegada a la suela del zapato"
-Nate River



PD: Yo dije que iba a hablar de la novela, ¿no? Estoy hecho todo un mentiroso.

8 comentarios:

Roberto Morgan dijo...

I come back Sr river..

interesante final, da para pensar.

Maru dijo...

Me encantó todo lo que escribiste. Soy amante del sarcasmo y la ironía. La indiferencia es mi fuerte.
Y la ternura... Bueno, siempre estuvo pegada a la suela de mi zapato :/
Hasta que cambié de zapato y desapareció. No mastico más chicles por las dudas a pasar por lo mismo ahora...
Besotón!

Cassandra dijo...

Seguí haciéndote el boludo y esquivando el tema...

Cassandra dijo...

Sos un forro, sabías?
El peor de los forros de mierda!

Brumma dijo...

Entre los besotones y los insultos... A mi me queda serte indiferente? :P
Como para que quede una representación bien gráfica, digo.

Te quiero. Poco igual, tampoco festejes.

Cassandra dijo...

Más te vale que le seas indiferente. a primera vista no parece que tengas mucho que ofrecerle.

Da la cara, conchudo.
Escuché a Martín hablar con vos, mañana no te vas a ningún lado.

Nate Ridenour. dijo...

Cagaste Cass.
De mañana no pasás... te lo prometo.
¿Querías que diera la cara? Acá estoy. Y te dejo una advertencia: Volvés a intentar meterte en mi vida, o la gente que la rodea... o que simplemente la roza, y cagaste. Te arruino la vida. ¿Pensás que lo de la última vez fue todo? Estás equivocada. Muy equivocada. Y como bien sabés, subestimarme es lo peor a lo que tu cerebro puede aspirar.

Chau, Cassandra.
Nos vemos mañana.

Cassandra dijo...

Al fin, el titiritero muestra la cara. Con cicatrices y todo. Siempre te gustó el vaudeville, putito. Eso vas a tener mañana. No, Nachito... yo sobrevivo. El que caga fuego mañana sos vos.

Un besito ahí donde te gusta