29 de mayo de 2011

El Salón II

-Bueno, bueno. Lo que pasó con Prodigio... lo que pasó con Prodigio... es que hubo un ligero desacuerdo en lo que se esperaba de él. Por lo tanto, se tomó unos días que tenía acumulados de las fiestas del año pasado. Lo cual, a mi criterio, pareció lo inteligente. Cuando uno necesita tomarse un tiempo para... -la multitud espera contemplativa. Hasta Istel quedó boquiabierto -... para descansar. Estoy absolutamente seguro de que él va a estar con nosotros en cualquier momento...

-Siguiendo, ¿hay algo más? -Naldir pregunta honesto, porque sabe que tiene trabajo que hacer y no es un verdadero "fan" de las reuniones de staff. Además, no le gusta estar en la misma habitación con Elianís. No es tensión sexual, ni nada por el estilo... lo he visto bastante cerca de Násbria y de Reat, pero se siente incómodo compartiendo oxígeno con su ex-esposa. Es un hombre, después de todo.
 -En lo que respecta a vos, Naldir... además del hecho de que te vamos a reubicar, hecho del cual estás bastante al tanto ya... nada más -ya se levanta solito, y se lleva al Segundo, al Capitán y al Ciervo. Curiosas compañias las que mantiene, pero quien soy yo para juzgar. Sale de la sala lentamente, cruzando miradas con Dalubris. Ambos saben en que va a terminar todo, y lo entienden. Eso es en verdad admirable.

-Dalubris ya podes ir juntando a los tuyos para el viaje de campo que tienen programado. Más allá de eso no hay nada más. Meldroll, hay una caja que te espera en el vestíbulo... espero que la encuentres cómoda -me doy el lujo de bromear... y algunos se muestran responsivos. Puedo ver las sonrisas en los que quedan en el salón, que ya no son tantos como al principio. Los novatos se tomaron el palo, y yo ni siquiera me dí cuenta. Me estoy desafilando de a poquito, y puedo sentirlo. Y ellos también lo sienten, lo sienten porque cambiaron.

-Istel, Método, ya pueden volver a la Ciudadela. Intenta controlar a tu fan club para la próxima, "Estrella" A los de arriba no les gustan mucho los disturbios. Salí por la puerta de atrás -Istel entiende a la perfección la situación, y me regala dos pulgares arriba. Método saluda sin mirar atrás, como de costumbre. La Escuadra completa nunca se presenta a las reuniones de personal, siempre viene él solo. Lo compadezco en cierto modo. Nunca tiene a alguien para apoyarse.

Presiento que todos se fueron, y me siento en el escritorio. Como de costumbre, nomás... busco recostarme ahí. Escritorio que me ha regalado tantos momentos de reflexión, acerca de mi trabajo. De las indicaciones que doy, y de las ordenes que recibo. Las sillas para me extrañan en cierto modo. Quedaron obsoletas hace rato largo ya. Pero mi sexto sentido mamífero me dice que me estoy equivocando acerca de mi soledad imaginativa.

Al levantar la cabeza, una figura alta, ciertamente hermosa, de cabello castaño, no puede parar de mirarme fijamente a los ojos. Ella tiene algo en la mente, siempre lo supe. Reat no deja de ser un misterio para todos los que trabajamos acá. Un misterio que me encantaría desentrañar, y este parece un buen momento para hacerlo. Se acerca lentamente al escritorio, seductora... como el primer día que puso un pié en el salón. Objetivo de la mirada de todos, ella se movía entre los escritorios como si levitara. Como si ella fuese parte de un mundo completamente distinto al que habitamos nosotros. Un mundo en el que la gente ya no camina, sino que se elevan por sobre el suelo y lo ven todo desde una posición de omnipresencia. La primera vez que la ví me causó todo eso.
Un recuerdo fenomenal, la verdad.

-¿Para mí no hay ninguna indicación? -la pregunta carga con cierto aire de superioridad. Y ciertamtne no es una superioridad ficticia. Tanto ella como Prodigio, hasta su misteriosa desaparición, tienen un historial perfecto con los de arriba.
-¿Celosa? Pensé que detestabas recibir órdenes. No, en realidad... los de arriba están más que satisfechos con tu desempeño -mi sinceridad puede ser abrumadora, lo admito... pero la cara de sorpresa que puso ella sobrepasaba limites racionales. Sus ojos verdes quedaron como platos de fina porcelana al oir mi respuesta a su interrogante.
-¿Nada en serio?
-¿Preocupada? Estás encaminada.  
Y tu destino sigue en el mismo lugar que siempre. 
Andá y encontralo

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