7 de noviembre de 2011

Exiliados (III)

– ¿Se puede saber que demonios estás haciendo? –la pregunta de Dalubris ciertamente tuvo éxito en recuperar la atención del demonio, la cual estaba bastante enfrascada en la mujer que se estaba devorando. Elianís no retiraba la mirada de la morbosa escena, diciéndose a si misma que era la manera apropiada de adaptarse a eventos similares que poblarían días venideros. A endurecer el estómago frente a panoramas aún más encrudecidos.
A su lado, Iasarnis ni se mosqueaba. Su estómago ya estaba añejo en materias de matanza. Aún así, con todo el acostumbramiento, una leve mueca de resignación se asomó por la comisura de sus labios. Con todos sus años, compartía cierta… simpatía por los reclutas nuevos. Podía entenderlos. Se los regresa a este mundo sin conocimiento alguno de una vida pasada, y con una sed de sangre sobrenatural que prácticamente no te deja pensar en otra cosa. Eso era comprensible… pero Dalubris no estaba de acuerdo.
–Dije que nada de mujeres, ni niños. Era una orden.
– ¿Y porqué debería seguir tus órdenes? Soy libre ahora… ¡y nadie me negará mis deseos! –el demonio se paró desafiante, envuelto en el velo de sus convicciones. Apuntó la espada hacia su comandante ante la mirada atenta de todos sus compañeros. Algunos rostros, la franca minoría, sabían las exactas proporciones del error que el novato estaba cometiendo.
–Eso no fue lo más inteligente que podrías haber dicho –dijo cómicamente Iasarnis, mientras Dalubris hacía tropezar al impertinente recluta. El pequeñín cayó hacia atrás y, bajo la imponente sombra del General de la Cruzada, se vislumbró miedo en esos ojos carmesí. Una pizca de horror primigenio, como el que se experimenta al encontrarse al borde de la muerte, eclipsó cualquier valeroso bosquejo de rebeldía. Y la daga que le atravesó el rostro, eclipsó cualquier pretensión de futuras respiraciones rebeldes.



No parece, pero me esta costando muchísimo producir texto de esta calidad...
Pero no importa... estoy bien.
Y puedo seguir...
...
...
...
solo

No hay comentarios: