11 de julio de 2013

Algo que antes no hacía y se me dio por hacer de la nada.


Su relato había sido hermoso. Y tenía sentido, cosa que alababa por sobre todo lo demás. El pasar del tiempo en nuestra habitación se había ralentizado hasta arrastrarse. No había problema alguno con ello. Podía aguantarlo, toda la vida. Por ella, haría lo que sea. Podía sentirla, explotar. Llenando el espacio vacío entre nosotros con toda su potencialidad. Por un segundo, temí por mi existencia corpórea... Sabiendo, de punta a punta, que no había otra cosa a la que aspirar. Ante ciertas cosas, solamente puedes arrodillarte... Aceptar lo inevitable.

"Ahora, querido, lo revelaré todo." recuerdo que me dijo "El final de tu mundo. El propósito de tu existencia. Toda la grandeza y el horror... De toda la creación, será tuyo. Eternamente"
Ella habló de misterio y de portento. De lo oculto, y de susurros que comenzaron a filtrarse poco a poco en mi cabeza. De cosas imponderables, tan poderosas... Que mi mente gritaba por una piedad. Piedad que nunca llegó.
Aún ahora, trato de olvidar. Pero lo puedo recordar ¡Lo recuerdo! Y yo debo. Debo. Debo. Debo... Esparcir su palabra. Esparcir su verdad. O ella impartirá aún más sobre mí. El infinito abierto de par en par para mí. Es demasiado. Demasiado... ¡Demasiado! Si tú pudieses ver lo que acecha, más allá de la luz de la luna. Tú podrías morir. Deberías... ¡Morir!
Te lo ruego. Aquellos que lean estas palabras... Piensen como yo pienso. Sueñen como yo sueño. Ustedes deben entender. Deben entender. Deben unirse a mí. Unirse a ella.
Me quema.
Mi cerebro.

Oh, Dios...¡Como me quema!


***

El giro del final, eh. Me gusta.
Feliz cumpleaños, Victoria.

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