14 de septiembre de 2013

Nico.


En el vórtice, llegué al entendimiento.
En el espacio propicio, en el momento propicio... Recibí el regalo de la iluminación.
La noche que me rodeaba culminaba en la perfecta noción de ironía, puesta en paralelo con lo que sucedía en mi mente. La comprensión, esa coima de las musas... Tan tentadora y explícita que parecía insultante. Ese no era el sentimiento, de todos modos. Ya nada podía insultarme. Estaba más allá de todo eso.
En el cielo enrevesado, encontré una nueva identidad. Una tan alejada de la humanidad que se montaba sobre mí como un cura sobre un monaguillo. Había soportado los golpes, y ahora estaba cosechando lo que había sembrado. Y había sido una buena temporada.
El vórtice se aceleraba; las nubes en el cielo, corriendo una carrera desesperada hacia la nada... Hacia esa nada donde todas las cosas cobran forma. He estado ahí, y me he iluminado con la oscuridad.
Ahora, sólo el vórtice hablaba. Portento, y revelación. Rostros en las nubes. Sonrientes y ambivalentes. Mi destino me llamaba con los truenos distantes. Gritos, de cuanta tonalidad vocal pudiese cruzarme por la cabeza. No me asusté, aunque en lo profundo de mi corazón... Sabía que debería haberlo hecho. Mi piel, parecía estirarse, indolora. Me estaba alargando, con tendencias a alcanzar ese cielo enrevesado.

Al fin estaba dispuesto a escuchar.


PD: Feliz cumple, viejo. Disculpá la tardanza.

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