3 de febrero de 2019

Progreso, o lo aparente del mismo.

Después del final aplastante de "No, Gracias" (uno de los últimos cuentos que terminé de escribir) me costó mucho volver a agarrar el ritmo al que estaba acostumbrado. Después pasó lo de mamá, y no escribí nada durante cuatro meses seguidos. Pasé mucho tiempo pensando en el libro, incluso sin leer nada de lo que ya había escrito. Resulta que uno no necesita leer para pensar, aparentemente AJAJAAJAJ
Nunca lo hubiese imaginado.
Respecto del libro pensé muchas cosas. ¿Cómo lo iba a armar? ¿Si iba a tener algo parecido a ESE OTRO libro, del cual ya no hablamos, porque los muertos no tienen derecho a réplica? ¿Cuál era el número adecuado de cuentos, y la extensión de cada uno, porque eso parece importante en algún aspecto cuantitativo o cualitativo, incluso?
Y lo más importante.
¿Importa escribirlo?
Ahora, esta puede parecer una pregunta retórica. Porque no tiene un destinatario específico, aunque sí espera una respuesta. De todos modos, calculo que en internet todas las preguntas son retóricas aplicando ese criterio. Y tampoco es el punto.
Le voy a dedicar el libro a la muerte.

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