22 de octubre de 2011

El elfo que lo perdió todo (II)

Ellos juraron que esta situación no era obra suya, y si bien una parte de mí estaba más que en contra de cada aliento que tomaban, decidí creerles y valerme nuevamente de sus servicios en defensa de los Linderos. Ellos tomarían a sus ejércitos, y mantendrían a los Segundos lejos… mientras yo intentaba arreglar el desastre.
 Esta amenaza nos quería divididos; yo no le iba a dar el gusto.
Los árboles… daban pena. Mis ojos se inundaron de lágrimas al ver a seres tan poderosos y de tal edad sufrir de ese modo cruel. Antiguos, nos vieron nacer a todos… siempre pensé que nos verían morir. Que serían ellos los que nos viesen perecer. Vernos… desaparecer, en el retorno a la tierra que nos vió alzarnos como elfos que somos. Esa tierra que intentábamos defender.
Mientras mis manos temblorosas se acercaban a la corteza podrida del sauce frente a mí, temblé. Y aunque ha pasado mucho tiempo, recuerdo que yo no estaba asustado. Mis temblores no los causaba el miedo, sino la presencia de una fuerza. Una fuerza que el árbol emanaba. Una estela, leve como la bruma que se cierne sobre el más putrefacto de los pantanos. Flotaba, atravesando mis dedos inquietos. Recuerdo que poseía cierta solidez. Cuando estiré mis manos hacia ella, pude sentirla… trepando por mi brazo. Como un insecto largo… con muchas extremidades. Un… insecto… asqueroso.
Lo que sucedió después es confuso. O, al menos, así vive en mi memoria el evento. Supongo que es para mejor. La cosa se trepó por el brazo que le estaba tendiendo, como con cierta curiosidad. Su agarre, recuerdo que me quemaba. Subió por mi brazo a una velocidad increíble, y me tomó por el cuello.
La niebla, se metió por las cuencas de mis ojos. Imprimió imágenes… en mi mente. Imágenes terribles… que hasta este día permanecen en mi memoria. La tierra, embebida en sangre. Verdes campos, envueltos en llamas negras que no queman. Una ciudad, en ruinas. Su gente muerta. Una guerra. La guerra más devastadora que este mundo haya atestiguado. La visión… de mis elfos. De los niños, catatónicos, muertos en vida… susurrando mi nombre, como si de una palabra prohibida se tratase, con los ojos perdidos en alguna locura siniestra    . El llanto, y los gritos… puedo recordar los gritos, perforándome los tímpanos.
El sonido de los gritos me trajo a la realidad. Varios parpadeos aseguraron mi posición, y mis ojos vieron a la niebla retirarse para volver al árbol derruido. Temblando, ya de miedo, intenté invocar la magia de mi diosa… pero ya no estaba en mi interior. Ella ya no vivía dentro de mí. Ella ya no me consideraba el instrumento de su voluntad. Ella ya no estaba en los Linderos. Ella no estaba en Llaminary. Ya no podía sentirla en ningún lado. Mi diosa había desaparecido. Me había abandonado.
Y esa fue la puñalada en el corazón.
Dejé a los Cazadores con su guerra, y volví a la capital. Mientras emprendía mi regreso, pensé en mi futuro. En si podía seguir siendo un líder para mi gente… luego de todo lo que había pasado. Si esta crisis podía ser superada, sin la guía de nuestra diosa. Un pensamiento extensivo se dirigió hacia el pueblo. Hacia los elfos, y al intento arduo que sería volver las cosas a como estaban antes. Tardé días en llegar. Con mi talento disminuido, tuve que montar a caballo, y el espeso bosque no prestaba ayuda alguna a acelerar mi viaje. La ausencia de mi diosa se hacía sentir, pero había una leve esperanza que me ayudaba a seguir adelante.
Esperanza que se desvaneció, en cuanto llegué a los Puentes.
Estaban en llamas. Recuerdo a la gente correteando, presa del pánico. Y esa maldita niebla, los había vuelto locos a todos… Los otros druidas me vieron, y corrieron hacia mí. Se lanzaron hacia mí como una jauría de perros salvajes, con cuchillos en las manos. Locos desbocados con miradas asesinas. Ellos me llamaron “Maldito”… a los gritos, al unísono, y ahí lo entendí. La niebla les había mostrado la verdad...

1 comentario:

Fany dijo...

vaya... me encantan las descripciones, esque de la manera que lo has escrito me lo he imaginado con todo detalle... el horror, el temor...

yo no podria hacer (escribir) nada tan bien... me das algo de envidia jajaja pero sana ehh :P

Voy a seguir con la tercera parte, que ya pica la curiosidad jeje

Un beso :)