23 de octubre de 2011

El elfo que lo perdió todo (III)


En un torrente de información, la más extraña sucesión de eventos se mostró ante mis ojos.

Una escena familiar, una batalla de hechiceros, en nada diferente a los concursos de habilidad entre druidas en su tierra natal. Y un elfo, esperando entre las sombras de la helada sala circular. Le han dicho que ha recuperado un artefacto que podría salvar a su pueblo de una terrible venganza. Y él creyó en palabras vacías… confió en un humano. El más terrible de los errores… sólo equiparado por la peor de las consecuencias. Pudo ver como, desde las pocas aberturas que la sala poseía, una leve brisa esmeralda era atraída por el Cofre una vez abierto. La esencia de la vida, la esencia de mi pueblo… abandonándonos. Mi diosa casi muerta, invisible… al lado del hechicero, mirándome con ojos de acusación. Nunca olvidaré su mirada, ni como perforó mi corazón.

Y yo con esa sonrisa de victoria, tan vacía. Tan inútil.

Cerré mis ojos ante tal revelación, preparado para morir a manos de mis propios hermanos. El final más justo para un criminal como yo. Pero caí por un agujero cuya profundidad me pareció eterna. Mi descenso a los infiernos hubiese sido más rápido. Y desperté aquí… por el clima, pude decir que estaba en el lado humano del mapa. Me encuentro en lo más profundo del más frondoso de los bosques.

Sentado al lado de un cofre muy similar al que destruyó a mi raza, escribo estas palabras para ti.

Tú siempre fuiste diferente.

Recuerdo mis celos cuando mi diosa hablaba de ti.

Temo por los tiempos arduos que se acercan, y por la guerra próxima. Sentí al bosque moverse semanas atrás, y en mis exploraciones, he encontrado restos de campamentos pertenecientes a los orcos. Ellos se mueven hacia la Ciudadela, planeando incendiarla hasta los cimientos. Temo que mucha gente morirá, y no creo que pueda hacerse algo para evitarlo

Espero que estas palabras te sean útiles, y que encuentres consuelo en el hecho de que el cofre está bien protegido. Y que daré mi vida por mantenerlo así.”






-Realmente eres el elfo que lo perdió todo, Ezzil –la figura habló a la oscuridad de la habitación. En sus cavilaciones, y aunque realmente nunca había conocido al alto druida de los elfos, podía llegar a sentir cierta empatía por su situación. Dejó la carta en una mesita al costado de su sillón, y se levantó para contemplar el panorama que la ventana le ofrecía. El cielo tormentoso de la temporada de lluvias lo encandiló con algunos relámpagos, cuyos truenos resonaron estremecedores.
Él también lo había perdido todo en su momento, pero con una crisis, siempre surgen oportunidades. La figura ahora era libre de merodear por el mundo, atando cabos sueltos y moviendo hilos para enfrentar el conflicto que se asomaba en el horizonte.

Ya quedaba muy poco tiempo.

1 comentario:

Fany dijo...

Como pensaba... cada vez mas interesante jeje...

Me ha gustado mucho este fragmento de Ezzil...

Un besou :)