3 de octubre de 2011

Fragmentos (III)

Es el especial "Chicos Malos", por así decirlo...

Meldroll y Dalubris... en momentos separados, acompañados de otros personaje. Tanto Griss, como Elianís, son los personajes más novatos de la novela. Si bien Griss pertenece a la misma camada que el demonio y el hechicero, como mencioné en su ficha, lamentablemente no escapa a esta denominación.

Es un novato... un primerizo.

Y tiene bastantes similitudes con Elianís, a ser sincero. Que recién estoy empezando a darme cuenta, trabajando en esta entrada... para ser doblemente sincero. Ambos están buscando ser reivindicados. Ambos buscan volver a ser ellos mismos, o lo que solían ser, transitando caminos que nunca se imaginaron.
Haciéndole compañía a los malos


Así que, sin más preámbulo, vamos al texto !



El fragmento que protagonizan Griss y Meldroll

" Griss no se esforzó mucho en evitar pisarle los dedos a alguien. Su interés en el bienestar de los nuevos seres humanos se acercaba bastante a “ninguno”, menguando minuto a minuto mientras intetaba decidir si dar o no este paso tan definitivo. Humano o no-muerto, la tarea permanecía siendo la misma. Erradicar todo lo que respire en Karest, ya sea bueno o malo, era la única cosa en su cabeza. El renegado comenzó a levantar partes específicas a lo largo y ancho de la superficie perteneciente a las Ruinas, valiéndose de la energía que todavía salía de él. Partes filosas… con extremos puntiagudos.
–No, por favor…
El rostro de Griss se parecía bastante al granito en el que el edificio del Consejo estaba construido. Su expresión estaba en blanco, como la nieve que cubría su cabeza y sus hombros. No sólo no le importaba si el hombre a sus pies moría o no… ni siquiera lo veía como un hombre.
Era un obstáculo, y estaba en el camino.

“Y los obstáculos están para ser movidos por fuerzas mayores”

–No, te lo suplico… –la cara del hombre, rodeada por los pobres pedazos de una choza destrozada, rogaba por una segunda oportunidad. Pero, en su corazón, él sabía lo que se avecinaba en su futuro inmediato. El espacio que todas las estacas tuvieron que viajar fue relativamente corto, en comparación al largo, largo camino que todas las almas tuvieron que recorrer hasta que llegaron a Foldorn. Creo que regresarán. La venganza es un motivador poderoso. Griss estaba completamente al tanto de ese hecho en particular.

“Ahora que has tomado una vida real, estás listo”
–Si dudo, moriré
“Si vacilas, morirás”
–Si muestro piedad, moriré
“Si fallas. No a mí, sino a ti mismo… morirás”
–Mi camino no tiene puntos medios. Es gloria, o muerte
“Exactamente, Natural. Es lo que tú elegiste”
–No tengo arrepentimientos –sinceridad, salida directamente desde los restos de su alma desvaneciéndose.
“Tenerlos es otra de las cosas que podría matarte”   (...)"

(tal vez debería explicar un poco en que consiste el contexto detrás de este fragmento en particular. Griss... no ha tenido una vida fácil. Siendo sincero, ha tenido una vida terriblemente complicada. Sus padres lo han abandonado, su vista lo ha abandonado. Y ahora... ciego y huérfano, tolera las órdenes de un arcanista refunfuñón y mañoso que no le cae para nada bien.Lo peor: una vez admiro a ese arcanista... cumpliendo fielmente a toda orden que le caía encima. Pero su confianza le falló... y ahora esta pagando el precio por su fe ciega en Istel)




El fragmento de Dalubris, y Elianis

" – ¿Crees estar lista para una incursión, Elianís? –Dalubris dijo esto sabiendo que robaría la mejor parte de la atención de la mujer, y así evitaría su momentáneo escape. Ella se dió media vuelta, dejando a su cabello blanquecino flotar con el movimiento. En efecto, las palabras del General habían robado lo mejor de una atención de por sí bastante dispersa. Cuando su mente divagaba en dirección a su fallido reencuentro con el amor de su vida, no podía evitar volver a sentir el firme apretón de unas manos invisibles sobre su cuello. Y el dolor, de recordar que esas manos no pertenecían a otro que a su antiguo amado, era más intenso que cien mil flechas en el corazón.
–Estoy lista, pero no dispuesta –ya que la sinceridad era la circunstancia predominante, la mujer decidió saltearse el chiste, y seguir con la línea de seriedad que la conversación demandaba.
– ¿Ya estás dispuesta a rendirte? Maldita sea… perdí la apuesta
–No se trata de eso… simplemente no veo el modo de cambiar las cosas
–Eso no significa que tengas que dejar de intentar cambiarlas
– ¿Y si lo lastimo? ¿Y si lo mato por accidente?
–Realmente dudo que puedas matar a Naldir, ya sea a propósito, o por accidente. Yo lo he intentado por años, y sin éxito alguno. Pero estás entrenada para sobrevivir a Naldir. Eso debería bastar –la distancia entre ellos ya se había acortado. Tanto la física, que dejaba a Iasarnis bastante alejado de la conversación enfrascado en sus tareas, como la meramente académica. Yo solía decir que un cierto acercamiento era inevitable en la relación maestro-aprendiz. Ahora, la naturaleza de esa clase de relación se me revela como una de esas verdades que moldean al mundo.
–No estás ayudando en…
–Mi punto es… –la interrupción buscó ubicar al aprendiz en el lugar que le correspondía, y por la repentina congoja que exhibió la mujer, diría que fue exitosa –…que no deberías rendirte por nada. Después de todo… él es la razón por la cual volviste. Es bastante noble, en comparación a nuestros mundanos deseos de venganza
Y por más que ella le diese vueltas al asunto, no podía evitar caer en la misma conclusión. Dalubris tenía razón, pero ella aún tenía miedo de lo que pudiese suceder si todo salía mal. El pensamiento la eludía, y Elianís lo perseguía con una intensidad nacida de su deseo de solucionar las cosas de una vez por todas. “Tiene razón. Seguro que tiene razón. Porque él es como yo, en este sentido. Ya no tiene nada que perder” logró esbozar la mujer, al tiempo que veía al Asesino lentamente darse la vuelta, a cumplir con algunas tareas propias.
–Bien. Iré con ustedes…   "

(la mina, Elianís, es un poquito más complicada. Ella perdió a la cosa que más le importaba en el mundo. Y ahora, esta intentando desesperadamente recuperarla... luchando contra varias cosas, que empiezan por su aspecto, y terminan en un lugar muy muy oscuro. Su propio corazón. Curioso como puede eso resultar un impedimento. Nada en absoluto que ver con la realidad... real, con la realidad real... esa estuvo buena. Y Dalubris, es a la vez el timón y el ancla del barco que representa a su deseo más profundo. Con su ayuda, Elianís se dá el impulso final para dar los pasos hacia lo que más quiere)




Creo que ambos fragmentos apuntan a la convicción, a lo que se requiere para tener éxito en lo que sea que uno se proponga. Algunos dicen que "convicción" y "perseverancia" son dos cosas distitnas, y probablemente lo sean, pero yo las considero algo vinculadas. El ideal o la meta al final siempre esta tan lejano, que en realidad... no nos damos cuenta hasta que llegamos. Pero lo que sí tenemos en cuenta, es cada paso que tomamos en esa dirección. 


Saludos,
Nate

PD: Viene un ligero descanso, breve... bastante breve afortunadamente, ahora. Bueno, a ser sincero, realmente no se cuanto durará... pero veremos.

1 comentario:

Fany dijo...

Buenaaas! gracias por pasarte a saludar Nate!! ^^

Ahh.. ya echaba de menos leerte, y esta entrada ha sido muy buena, me ha gustado mucho ( será porque siempre tiro para el lado de los "malos") aunque en el caso de la -realidad real-, no me van nada :S jajaja :P

Bueno, a partir de ahora me pasaré más a menudo, esperando leer más nuevas cosillas jeje

Te mando un besazooo!

Mmmmmmmua! ^^