21 de febrero de 2016

Carta a una boluda.

"¿Es esto o el agujero, entonces?"
-Esto te hace bien. No seas estúpido.
"Si me hiciese bien, no lo haría cuando estoy desesperado"
-Siempre podes volver al agujero...
"Pensé que había quedado claro. No quiero volver al agujero"
-Coopera un poco, entonces.

Estoy tirado en el piso boca abajo, como un boludo. Me duele la jeta, y estoy cansado. Siento como si el mundo me hubiese usado para restregarse los huevos después de pajearse. No me gusta, y no le veo el sentido. Y sé que no es ni la mitad de pedorro comparado a lo que vos debes estar sintiendo. Es como no tener descanso. Es como asfixiarse. Es... no entender. Es no entender una puta mierda de nada. Y darse cuenta, darse cuenta que no entendes
No hay nada peor que darse cuenta. Porque ahí nos damos cuenta de lo peor.
No somos nada. Somos menos que nada.
Y eso es lo importante. Eso es lo que nunca hay que olvidarse. Si no sos nada... Tirate a fondo. No tiene sentido guardarse las cartas, esperando a que te repartan algo que te sirva.

La esgrima de mi juventud vuelve al primer plano de mi mente. Lleva de la mano a mis mejores momentos como ajedrecista. La primera regla de todo juego, es que uno solo se vuelve más inteligente cuando juega contra un oponente más inteligente. Y no hay oponente más inteligente que el que se encuentra en el tablero de la existencia.

Hay que seguir jugando. Hay que saber perder. Pero, sobre todas las cosas...



Hay que saber ganar.

Y hay que saber poner las cosas en perspectiva.

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